Desde temprana edad, me llamó la atención observar el comportamiento “inconsciente” de la sociedad en diferentes épocas. Ya fueran momentos de tensión armada, periodos de independencia o épocas de manifestaciones, parecía haber un patrón en la forma en que los seres humanos respondemos de manera inconsciente. Fue así como, a los 16 años, me adentré en el mundo de la astrología, una disciplina que estudia estos fenómenos sin necesariamente creer en ellos.
La astrología se basa en fenómenos cíclicos que, al compararlos con los ciclos planetarios, parecen responder como una danza. Es desde esta observación que nace el pronóstico astrológico, que difiere de la predicción en su enfoque. Para ilustrarlo con un ejemplo, el primer pronóstico que realiza la astrología es el de las estaciones del año.
Comprendiendo la mecánica celeste, incluyendo la traslación y rotación, se determinan los solsticios y equinoccios, lo que nos permite saber cuándo comienzan las estaciones. Así, sabiendo que se acerca el verano, podemos hacer un simple pronóstico: ¡hará calor! Es probable que vayamos a la playa, pasemos tiempo en una piscina o disfrutemos de la sombra de los árboles mientras bebemos bebidas frías y comemos frutas de temporada. Es simple, ¿verdad? Pues la astrología se rige por esa misma simplicidad, solo que tiene en cuenta otros ciclos planetarios, distintos al del Sol como en el caso de las estaciones.
La astrología estudia diversos ciclos que funcionan como grandes relojes de aguja. Algunos de estos ciclos incluyen:
- Plutón – Neptuno: Ciclos de transformación ideológica y cambios de paradigma colectivos con una duración de 492 años.
- Plutón – Urano: Ciclos de cambio social y revoluciones con una duración de 172 años.
- Plutón – Saturno: Ciclos de reestructuración económica y productiva con una duración de 30 años.
- Plutón – Júpiter: Ciclos de expansión y crecimiento de las instituciones financieras globales con una duración de 12 años.
- Neptuno – Urano: Ideales de progreso tecnológico y digitalización con una duración de 165 años.
- Neptuno – Saturno: Evolución de las estructuras y sistemas con una duración de 35 años.
- Neptuno – Júpiter: Tendencias espirituales que influyen en las finanzas con una duración de 13 años.
¿Sabías que la astrología se basa en el estudio de estos ciclos sociales más que en el misticismo de los horóscopos? Si estás interesado en aprender más, te invito a suscribirte para recibir periódicamente nuevo contenido que te ayudará a comprender los ritmos del universo.